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10 de diciembre de 2017


Hay vida más allá del trabajo

Seguro que te cuesta no revisar el correo durante el café con tus amigos, o pensar en la cantidad de tareas que tienes pendientes al día siguiente mientras estás en la comida familiar de la semana. Tranquilo, no estás solo, hay mucha gente a la que le cuesta desconectar del trabajo al final de la jornada laboral o durante el fin de semana. Y he aquí el principal problema: esta incapacidad de separar el tiempo profesional del personal provoca estrés y genera improductividad.

Además todos los workaholics cuentan con inestimable ayuda, cual Robin o cual Smithers, su gran aliada es: la tecnología, que nos permite estar conectados a aquello que queramos de manera continua, consiguiendo que nuestra oficina esté a un click en nuestro dispositivo.

Sin embargo, como ya hemos hablado en este blog, las vacaciones son productivas y descansar al acabar la jornada, también. ¿Cómo podemos hacer mejor nuestro trabajo dejando el trabajo en el trabajo? Tanto si gestionas un equipo o si eres empleado, apúntate estos consejos y conseguirás desconectar del trabajo -o que tu equipo desconecte- sin tener que retirarte al Tibet:

  • Analiza cuánto tiempo de tu jornada estás siendo productivo. ¿Es realmente necesario trabajar tantas horas o te estás quedando hasta tarde para sentirte mejor pero procrastinando? Administra tu energía además de tu tiempo. Controla tus niveles de energía según los días de la semana y las horas del día y en tus mejores días haz todo lo posible por entrar en la zona. La zona es un estado de concentración total y de máximo rendimiento, en este post te explicamos cómo lograr entrar en ella.
  • Identifica a tus ladrones de tiempo. Pueden ser personas, reuniones, tu wishlist de Amazon, tareas innecesarias o incluso buscar por décima vez en Google qué es eso del trap o si mi generación pertenece a la de los millennials porque ¡ay qué mal me siento cuando los jovenzuelos hablan de algo que yo no entiendo! Busca a los ladrones de tu tiempo, enfréntate a ellos y elimínalos.
  • Escribe una lista de tareas que hacer. Elaborar listas mejora el desempeño laboral y redirige positivamente el estrés. Si acabas tachando todas las tareas de tu lista antes de irte, no te preocuparás de nada cuando llegues a casa.
  • Delega. Tienes compañeros de trabajo tan buenos como tú o que quieren ser tan buenos como tú, no solo están ahí para la hora del café o para quejarte de la fecha de estreno de Juego de Tronos. Permitir que tu personal o tus compañeros asuman cierta responsabilidad no solo te da un descanso a ti sino que permite que todos crezcáis como empleados.
  • Finaliza una tarea al final de la jornada. Antes de irte acaba alguna tarea -una llamada, un correo…-, por muy breve que sea, para terminar el día con la sensación positiva de haber finalizado algo. Es muy gratificante saber que gracias a ese pequeño esfuerzo tienes una cosa menos que hacer al día siguiente.
  • Ordena tu zona de trabajo. Guardar las cosas bien y dejar preparadas las que necesitas usar al día siguiente te ayudará a empezar mejor al día siguiente. Si llegas con pocos ánimos y aún por encima encuentras tu escritorio como si el demonio de Tasmania hubiese dado una fiesta en él, la frustración aumentará rápidamente. Venga, va, ordena tu mesa que tu madre se va a poner muy contenta.
  • Tu tiempo libre también es una prioridad. A veces puede ser difícil aceptar que tienes que desconectar del trabajo cuando sabes que tienes muchas tareas por hacer. Pero si deseas dar lo mejor de ti en el trabajo, debes cuidarte y mantenerte alejado de tu trabajo cuando ya no estás en la oficina. Tan importante como esas tareas pendientes es descansar y recargar las pilas.

Con el síndrome del Burnout es muy difícil ser productivo y si quieres tener equilibrio entre la vida laboral y personal, tendrás que aprender a desconectar una vez que salgas de la oficina.

¿Y si trabajas desde casa? Entonces aprende a establecer límites y procura tener una sola zona de trabajo para que el resto de las zonas de tu casa sean como sacrosantas.

La cultura de nuestra sociedad -y sobre todo la cultura de la generación de nuestros padres- nos hace creer muchas veces que el trabajo debería ser nuestra prioridad número uno en todo momento. Pero nuestra productividad no dice lo mismo.
No vas a ser el empleado del mes por no descansar. Tienes que aprender a desconectar del trabajo por tu propia salud y por la salud mental de tu familia y amigos. Encuentra una manera de refrescarte después del trabajo. Gimnasio, senderismo, visitas a galerías de arte, hacer el ridículo comiendo con palillos en el nuevo restaurante japonés...¡disfruta de tu tiempo libre!

 

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En Hrider creemos que a las personas hay que valorarlas por lo que aportan al equipo, por su potencial, por su comportamiento, por sus habilidades y sus logros...pero no por la cantidad de horas que pasan en la oficina. Creemos que no hay que matar la motivación ni la creatividad. Por ello la flexibilidad y dar la oportunidad de que los empleados vivan sus propias experiencias son aspectos que también dan oxígeno y repercuten en la productividad real de una organización.