Tienes ambición y en tu organización existe la oportunidad de ascender y dirigir un equipo, por qué no, eres genial en tu trabajo pero ¿estás realmente listo para liderar? Y, ante todo, ¿qué líder quieres ser: vas a optar por ser un Señor Burns o prefieres arrasar con tu encanto? Aunque hay rasgos de la personalidad que ayudan más que otros, el liderazgo se puede aprender y te vamos a ayudar a que seas el jefe que todos quieren en su trabajo:
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Inspira
Inspirar es clave para que un equipo se motive y el rendimiento no decaiga. Los líderes inspiradores consiguen motivar a toda la plantilla, les anima a asumir nuevos retos y obtienen un mayor rendimiento.
Bain & Company realizó una investigación en la que preguntaron a 2.000 personas qué les inspiraba de sus jefes. Aunque el resultado derivó en una lista de 33 rasgos, encontraron que bastaba solo uno para multiplicar las posibilidades de ser un líder inspirador: estar centrado. Con estar centrado se refieren a una actitud de atención plena que permite a los líderes mantenerse calmados en situaciones de estrés, ser empáticos, escuchar de manera activa y transmitir esa tranquilidad a todo el equipo.
¿Y de qué más formas puedes ser inspirador? Involucra a tu equipo en los logros de la empresa, cultiva la equidad, agradece con entusiasmo el trabajo que hacen, elogia el esfuerzo con el que se involucran en cada tarea; y, si la energía decae, sé capaz de indentificar que necesitan un descanso. Aunque los veas como héroes ¡también son humanos!
Con un equipo motivado los nuevos objetivos se asumirán con más ganas y los problemas que se puedan presentar, se solucionarán con mayor eficacia.
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Conoce el know-how de la organización
Para liderar a un equipo necesitas comprender y estar en sintonía total con la cultura de la organización en la que estáis, además de conocer sus necesidades y las metas que persigue, que perseguís. Tu empresa necesita que tu liderazgo refleje sus valores, su estrategia y su cultura. Tu comportamiento tiene que ser coherente con el del tipo de organización que se pretende construir, ¡forja un personal branding que aporte y se vea aportado por tu entorno profesional!
Para llevar a cabo una buena gestión, debemos saber pensar de forma sistémica, es decir, tener una visión global de cada una de las partes que conforman la organización. Solo de esta manera sabremos cómo priorizar nuestras tareas y las de todos los trabajadores.
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Consigue compromiso ¡y resultados!
No hay mayor motivación para tu equipo que verte trabajando junto a ellos y dando lo mejor de ti. Si demuestras tu compromiso con tu trabajo y con la organización, inculcarás esa misma actitud trabajadora entre tu personal. De la misma manera, generarás respeto y una vez que te hayas ganado su consideración, estarán más predispuestos a rendir al máximo nivel con ilusión.
También te ayudará el establecer metas de diferentes grados de dificultad y marcar algunos objetivos comunes a todo el equipo. De esta manera, utilizarán juntos sus mejores competencias y reforzarán el trabajo en equipo. Para ellos será mucho más divertido y tú, como líder, conseguirás que todos se sientan valorados.
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Entrena
Para ser ese líder maravilloso que quieres ser (y que vas a ser), es fundamental que estés atento a las fortalezas y debilidades de cada persona que conforma tu equipo. Dedícales tiempo para que desarrollen nuevas habilidades y aumenten su productividad.
Entrenar a tus empleados no solo es beneficioso para ellos y para el rendimiento laboral, también estarás colaborando a que la cultura organizacional sea más atractiva para los empleados y para quienes quieren trabajar en la empresa, ¿a quién no le gusta la mejorar?
Además, segúramente tú también aprenderas con ellos.
¿Qué te han parecido estos consejos? Son útiles, ¿verdad? Pero, ay, ¿no sientes que falta algo? Ese toque nuestro que nos da la vida, sin el que no seríamos tan felices:
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¡Pide feedback!
Uy, ahora sí que nos sentimos muchísimo mejor, se nos iba a quedar un nudo en el pecho si no hablábamos de nuestra poción tan mágica como accesible para todas las organizaciones.
Todo lo que hemos comentado hasta ahora no tiene sentido si todavía te resistes a escuchar y a comunicarte. Si no permites que tu equipo te dé feedback ni que aporte comentarios, se guardarán sus inquietudes, sus buenas ideas y se callarán problemas que acabarán estallando cuando ya sea demasiado tarde; es decir, perderéis oportunidades de crecimiento. Sin embargo, si buscas feedback y te muestras receptivo, serás más respetado y, cómo no, encontrarás más compromiso.
Además, ¡nadie mejor que los empleados para indicarle a su Jefe cómo mejorar su liderazgo sobre el equipo!
La formación de los profesionales a tu cargo, la consecución de los objetivos y la creación de un entorno laboral productivo dependen de manera directa de cómo te comuniques y de si dejas que ellos lo hagan abiertamente. Así que para quitarte el último vestigio del Señor Burns: lanza evaluaciones del desempeño continuas, basadas en la transparencia y con un sistema ágil que facilite su gestión y ¡que viva la comunicación!
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