Para completar las tareas con éxito, un empleado debe contar con una serie de conocimientos, capacidades y habilidades. Estos elementos son los que engloban las competencias. Una competencia es la capacidad de hacer algo, y se puede desarrollar a través de la formación o de la experiencia laboral o personal.
La clasificación más común de las competencias es aquella que las diferencia entre competencias hard y competencias soft:
Las competencias soft o blandas.- son hábitos y rasgos personales que dan forma a la manera de trabajar. Son cada vez más demandadas desde la llegada de la transformación digital. Estas habilidades son tan valiosas que, a menudo, son el motivo que determina contratar o ascender a una persona u otra, ya que la mayoría de las competencias soft se aprenden en el día a día. Estos son algunos ejemplos:
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Comunicación
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Trabajo en equipo
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Pensamiento crítico
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Empatía
Las competencias hard o duras.- son conocimientos técnicos fundamentales para ocupar un determinado puesto. Cada trabajo requiere ciertas habilidades técnicas específicas. Estas habilidades se aprenden a través de formación. Algunos ejemplos de las competencias hard son:
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Análisis estadístico
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Gestión de campañas de marketing
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Lenguajes de programación
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Idiomas
Un estudio realizado por LinkedIn, revela que el 57% de los seleccionadores valoran más las competencias soft que las competencias hard.
Las competencias se pueden medir a través de Evaluaciones del Desempeño para conocer las fortalezas y las áreas de mejora de cada empleado. De esta manera, una organización puede gestionar el talento de forma óptima, mantener la motivación de su equipo y diseñar planes de acción.