La metodología agile ayuda a los equipos a alcanzar los objetivos rápidamente en entornos impredecibles y cambiantes. Es un proceso mediante el cual las personas que forman parte de un equipo, dividen un proyecto en varias etapas y en el que la colaboración constante y la mejora continua son protagonistas en cada fase.
 
Surgió como solución a las desventajas de la metodología waterfall, y algunos de sus beneficios son la mejora de la calidad en los productos, un mayor retorno de la inversión, la reducción de riesgos -y de costos- al trabajar en pequeños sprints y la mejora de la motivación y la confianza de los equipos al ser ellos los que se organizan y se autogestionan.
 
Algunos ejemplos de las más populares y utilizadas entre las empresas son:
 
  • Metodología Scrum. Inspirada en el rugby, se trabaja por iteraciones que reciben el nombre de ‘sprints’ y que suelen tener la duración de una semana. Cada día se llevan a cabo reuniones donde se comprueban los avances, resolviendo los problemas que van surgiendo.
     
  • Metodología XP o Programación extrema. Se puede utilizar combinada con Scrum y se aplica principalmente en el sector del desarrollo de software. Es una metodología centrada en entregar al cliente el producto que estrictamente solicita, realizando cambios incluso en fases tardías de desarrollo.
     
  • Metodología Ágil Kanban. Es considerada una de las metodologías más ágiles. Su eficacia radica en saber en todo momento el estado de las actividades. 
  • Metodología híbrida: Scrumban. Se compone de la gestión de los ‘sprints’ del Scrum con técnicas Kanban. Combinando lo mejor de las dos metodologías.
 

Dimes, T. (2015). Conceptos Básicos de Scrum: Desarrollo de software Agile y manejo de proyectos Agile. Babelcube Inc..