Todos queremos mejorar nuestras capacidades, sentir esa sensación mágica de satisfacción interior cuando logramos hacer algo mucho mejor de como fuimos capaces de hacerlo en el día anterior. Es propio de nuestra naturaleza humana.
Pero el día a día nos atrapa y apenas nos queda tiempo que dedicar a entrenar nuestras habilidades. Si alguien nos ayudara un poco sería todo más sencillo, ¿verdad?
El feedback es necesario para aprender y crecer pero ¿cómo conseguir el feedback que necesitamos? Si nuestro jefe es parco en palabras, ¿cómo podemos animarlo? ¿A quién más debemos pedir que nos ayude a mejorar? Pedir que nos evalúen no siempre es tarea fácil pero es una parte esencial para el desarrollo de nuestra carrera.
1. Cuándo pedir feedback
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Si en nuestra empresa hacen evaluaciones de desempeño lo tenemos fácil, podremos aprovechar la oportunidad para preguntar por nuestro rendimiento y ahondar en los puntos sobre los que tengamos más cuestiones.
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Nuestro día a día está repleto de pequeños momentos en los que puede ser apropiado pedir feedback abiertamente. Un feedback continuo nos dará más oportunidades para crecer en nuestra carrera.
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Al finalizar una tarea en particular, podemos peguntar qué tal la hemos hecho o cómo se puede mejorar en el próximo proyecto. Mejor pronto que tarde. Podemos ir aprovechando diferentes momentos para ir recopilando puntos de vista sobre nuestra actividad, no hace falta hacerlo todo en una sola conversación!
No es necesario que siempre se dé como una conversación seria o una reunión programada, podemos aprovechar los momentos en los que trabajamos junto a quien nos podría dar un feedback efectivo o, por ejemplo, al salir de una reunión. Tampoco nos tenemos que limitar a pedir feedback una vez al año, cuantas más veces pidamos feedback más cómodos nos lo darán y acabará siendo algo natural.
2. Cómo pedir feedback
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Si hacemos la típica pregunta de "¿Cómo lo estoy haciendo?" obtendremos las típicas respuestas breves. Es mejor plantear preguntas específicas, pidendo ejemplos y detalles para asegurarnos de cómo mejorar y qué medidas tomar.
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¿Qué podría mejorar? Así estamos dejando claro que asumimos que hay al menos una cosa que podemos mejorar y a la otra persona le costará menos comenzar.
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¿Qué podría haber hecho mejor en esta tarea/reunión/presentación? Debemos evitar las preguntas que puedan dar lugar a respuestas de sí o no.
Es importante que nos centremos en el futuro. Debemos orientar las preguntas a qué se puede hacer mejor en el futuro a diferencia de lo que se hizo mal en el pasado. Cuando preguntamos qué podemos hacer para ser más eficientes en el futuro, las personas suelen responder con más honestidad.
3. A quién pedir feedback
Nuestro jefe o supervisor no son los únicos cualificados para darnos feedback. Nuestros compañeros también tienen información muy valiosa para ayudarnos a mejorar. Cuando se trata de progresar no basta con ver la parte superior del organigrama. Y nuestros clientes son una pieza fundamental, a través de ellos no solo sabremos qué hacer mejor en un futuro sino qué esperan de nostros y compararlo con lo que estamos ofreciendo.
Lo más importante es que vayamos con una mente abierta y aceptar el feedback amablemente. Si nos ponemos a la defensiva no nos darán un feedback real y se limitarán a ser educados. Debemos escuchar sin juzgar el feedback que recibamos, ya sea positivo o negativo. Agradeciendo siempre a las personas haber sido honestas con nosotros y siempre haciéndoles saber que nos han dado información muy útil.
Si escribimos lo que nos dicen, conseguimos transmitir que estamos tomándonos el feedback en serio y damos tiempo para que piensen qué otras cosas podrían decir.
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