El feedback o retroalimentación es la información que recibimos o podemos aportar en la relación con nuestros responsables, compañeros y personal a cargo con el objetivo de aportar datos con los que aprender, mejorar el rendimiento en nuestro trabajo e incluso redefinir la manera en la que gestionamos nuestra organización.
Se trata de una herramienta positiva que nos permitirá observarnos a través de la autoevaluación, y también con la visión de los demás, adquiriendo una imagen mucho más completa de nosotros mismos.
El feedback continuo nos permite conocer cómo nuestros responsables perciben nuestro trabajo así como expresar nuestra propia percepción sobre el mismo y contar con el compromiso de nuestra empresa para facilitarnos claves de mejora nos ayuden a poder avanzar en nuestra carrera.
Hay diferentes modalidades de evaluación con el objetivo de propiciar procesos de feedback, desde los
90º, donde nuestro responsable nos dará su opinión acerca de nuestro desarrollo profesional, la de
180º, en la que se suman aportaciones entre compañeros, la de
270º, en la que nosotros opinamos sobre nuestro supervisor, hasta la evaluación de
360º, recibiendo también feedback de nuestros clientes externos o internos, pudiendo observar matices que sin la ayuda de ellos no podríamos ver para mejorar nuestro desempeño profesional.