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14 de agosto de 2016


Las vacaciones son un buen negocio

El sol acariciándote la cara, granos de arena entre las hojas del libro, el móvil no suena, las algas entrelazándose con tus tobillos, infinitas fotos de comidas para compartir con los grupos de Whatsapp, ¡uy, una mancha de helado! ¡a Instagram! Apetece, ¿verdad? Pues esto puede aumentar tus probabilidades de conseguir un aumento de sueldo o un ascenso.

La mayoría cree que estar en el trabajo muchas horas -el famoso presencialismo- o renunciar a nuestras vacaciones, hará que nuestra carrera profesional sea más exitosa y que nuestro jefe lo vea como algo positivo, ejemplo de fidelidad. Pero ¡sorpresa!, una nueva investigación confirma todo lo contrario.

El proyecto “Project: Time off” investiga cómo las vacaciones benefician tanto a las empresas como a sus empleados. Entonces, ¿por qué todavía hay personas que no disfrutan de sus vacaciones? Según el director del proyecto, Gary Oster, los empleados que no se toman un respiro, lo hacen porque creen que sus superiores lo entenderán como algo negativo. Pero según una investigación también impulsada por la U.S. Travel Association, los managers asocian la felicidad personal con la productividad. La mayoría entienden que los empleados más felices son más productivos.

En The Happiness Advantage, Shawn Achor describe una investigación que refleja que cuando el cerebro piensa de manera positiva, mejora la productividad en un 31%, las ventas aumentan en un 37% y la creatividad y los ingresos se pueden llegar a triplicar.

Pero irnos de vacaciones no solo tiene consecuencias en nuestro trabajo, también en nuestra salud, los beneficios de esos días de descanso duran varias semanas e incluso meses después. Mejora el sueño, se reduce la presión arterial, baja el nivel de glucosa en sangre y ¡qué decir de la capacidad para recuperarse del estrés!
Para estar verdaderamente comprometidos en nuestro trabajo, nuestro cerebro necesita descansos periódicos, obteniendo así una perspectiva más fresca y enérgica.

Si hablamos de las empresas que deciden romper las vacaciones de sus empleados para hacerles ir a la oficina el día de Navidad o un domingo, entonces abrimos la caja de Pandora de las repercusiones nefastas. Afecta al ánimo del empleado -y por lo tanto en la eficacia en sus tareas y en su servicio al cliente- pero también en la imagen de la empresa.
Un ejemplo reciente, Casey St. Clair, una empleada de la cadena de grandes almacenes Target, estaba tan molesta con la decisión de sus superiores de abrir las tiendas a las 8 p.m. en el día de Acción de Gracias, que creó una petición en change.org "Save Thanksgiving". La iniciativa consiguió 378.399 firmas. Es decir, casi cuatrocientos mil clientes o clientes en potencia que están cuestionando los valores corporativos de Target.

Una empresa que no deja descansar a su plantilla desencadena malestar general. Las compañías dejan mucho dinero sobre la mesa, los clientes reciben un mal servicio y los empleados se disocian de su compañía. Como nos recuerda Margarita Álvarez, auténtica abanderada de la felicidad laboral, en esta entrevista: "El único secreto es que de verdad te preocupe la gente".

Además, debemos tener en cuenta que los empleados que se dedican a la atención al cliente conforman un gran segmento de la sociedad, por lo que también la sociedad acaba sufriéndolo. Un estudio realizado en la década del 2000, observó que, a consecuencia del estrés y otras enfermedades laborales, los empleados de Walmart, en California, gastaban 86 millones de dólares en asistencia pública sanitaria. ¡Al año! Por lo tanto, los contribuyentes también sufren, aunque no sean consumidores de Walmart.
Los compradores pueden tomar la decisión de acudir solamente a las empresas donde traten mejor a sus empleados, ya que los tratarán mucho mejor a ellos.

Pero ¡ojo!, para que unas vacaciones repercutan positivamente en tu felicidad, deberás planearlas con un tiempo de antelación, preparar a tus compañeros para que no se note tanto tu ausencia en el trabajo, salir de tu ciudad -y cuanto más lejos mejor-, contar con un experto que te guíe en tu destino y tener todos los detalles bien fijados antes de viajar. De hecho, ¡que levante la mano quien no disfruta casi tanto de la planificación del viaje como del propio viaje!

Quizá pienses que no es tan común que la gente no coja sus vacaciones y es cierto pero, ¿cuántos las disfrutan verdaderamente? ¿cuántos no las viven pendientes del teléfono o de los correos?
Irnos de vacaciones nos aparta de nuestras tareas diarias en el trabajo y nos invita a dejar fluir de nuevo nuestra creatividad, dándonos la oportunidad de vernos a nosotros mismos al pararnos a meditar sobre lo que hemos estado haciendo y obteniendo nuestro propio feedback.

Relajados en una tumbona, perdiéndonos por el casco antiguo de una ciudad u ocupando la memoria de teléfono de nuestros amigos con nuestros selfies; cualquiera que sea nuestra manera de disfrutar de unas vacaciones, podemos aprovechar la oportunidad de pensar un poco más en nosotros mismos, darle un repaso a nuestra trayectoria, a nuestras metas conseguidas y a las que tenemos en el punto de mira, afrontar nuestro desarrollo profesional, renovar nuestra inspiración y volver con las pilas cargadas a nuestra empresa, con una sonrisa más grande y una marca personal reluciente. ¿Qué habría sido de los grandes pensadores de la historia si no hubiesen dispuesto de horas libres para la reflexión?

Ya no nos vale la excusa de que tenemos demasiado trabajo como para coger vacaciones. Nuestras tareas en el trabajo siempre serán infinitas, pero nuestra productividad es limitada. Además, las vacaciones se pueden contar como medicina preventiva.

Si no lo haces por la empresa, hazlo por ti.